La vereda estrecha, la de márgenes difusos y engañosos perfi les, es la que por principio sigue Ramón Estalella en su errático caminar en el mundo de la caza, y lo hace avanzando de un costado al otro del hemisferio cinegético sin mayor pretensión que la de saborear en toda su intensidad la persecución de los animales en los espacios libres que les sirven de cobijo.
La vereda estrecha, la de márgenes difusos y engañosos perfi les, es la que por principio sigue Ramón Estalella en su errático caminar en el mundo de la caza, y lo hace avanzando de un costado al otro del hemisferio cinegético sin mayor pretensión que la de saborear en toda su intensidad la persecución de los animales en los espacios libres que les sirven de cobijo. Espacios inhóspitos que sin la presencia de estas maravillosas bestias salvajes perderían toda la magia que su solo nombre evoca en la mente de todo cazador sin fronteras. Y es que gran parte de la belleza de la obra que tienes en tus manos radica en la habilidad del autor para extraer en breves líneas la esencia que cada uno de estos destinos encierra, y que al unirse en aparente anarquía venatoria y cronológica, permiten confeccionar un variado mosaico en el que quedan refl ejadas las innumerables posibilidades que ofrece este amado planeta azul para aquellos locos que deseen llevar su rifl e a conocer mundo.