Durante sesenta años, lo que constituye una cifra que nadie ha alcanzado como cazador profesional en África, el valenciano Tony Sánchez Ariño ha sido explorador de lugares incógnitos, cazador de animales peligrosos, especialmente de elefantes, infatigable viajero, observador de tribus primitivas y de la fauna salvaje, cazando en 23 países africanos diferente
Durante sesenta años, lo que constituye una cifra que nadie ha alcanzado como cazador profesional en África, el valenciano Tony Sánchez Ariño ha sido explorador de lugares incógnitos, cazador de animales peligrosos, especialmente de elefantes, infatigable viajero, observador de tribus primitivas y de la fauna salvaje, cazando en 23 países africanos diferentes. Esta, su última obra literaria, trata de la caza en África Ecuatorial, tema muy poco tratado en la literatura cinegética. Países como Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Angola, Camerún, Congo Brazzaville, Gabón, República Centroafricana, Sudán, República Democrática del Congo, desfilan por las páginas del libro, junto con sus animales salvajes: el elefante forestal, el bongo, el búfalo enano, el sitatunga, los gorilas, leopardos y el resto de fauna de “La selva virgen”, esa inmensidad selvática cubierta de grandes árboles envueltos en una orgía vegetal, sumida en la penumbra, al no poder atravesar el sol las múltiples capas de la más variada botánica, “El Reino de las Sombras”, como lo definió su mujer Isabel de Quintanilla. Las grandes selvas ecuatoriales centroafricanas, situadas al norte y sur del Ecuador, siempre fueron un terreno hostil para el cazador y “Terra Incognita” para la mayoría de los deportistas internacionales, visitada tan solo por un reducido número de especialistas buscando tal o cual trofeo, por algún residente local o por un algún “masoquista” como Tony Sánchez-Ariño, detrás de los elefantes y algún que otro animal, como el magnífico antílope bongo. Si hay algo lo más opuesto a “un lecho de rosas” es, sin la menor duda, cazar en la selva ecuatorial, donde todo es hostil para el ser humano, al menos los de raza blanca, teniéndose que realizar todo a base de grandes esfuerzos, con el agravante de que, para hacerlo más difícil y penoso, las diferentes especies cinegéticas son muy pocas y normalmente en reducido número, incluso en los lejanos tiempos antes de las independencias, cuando no existía el devastador furtivismo actual… Lo que pueda decir Tony Sánchez-Ariño, está respaldado por haber cobrado hasta la fecha, la inalcanzable cantidad de 1.315 elefantes, 2.089 búfalos, 339 leones, 166 leopardos, 127 rinocerontes negros y 61 antílopes bongo, siendo muy de destacar que nunca él, ni nadie en su compañía, tuvo un accidente, así como jamás un problema con ningún departamento de caza en los países donde cazó, cosa realmente encomiable por lo que ello representa.n África Ecuatorial.