No es fácil encontrar un libro de caza que se pueda leer de un tirón. Con olor a monte, es uno de ellos. El autor, con una original prosa, plena de matices y singulares expresiones que acentúan su intensidad y emoción,
No es fácil encontrar un libro de caza que se pueda leer de un tirón. Con olor a monte, es uno de ellos. El autor, con una original prosa, plena de matices y singulares expresiones que acentúan su intensidad y emoción, nos deleita con una sucesión de relatos cinegéticos, en los que se alternan monterías, con esperas y recechos vividos en distintos parajes de nuestra geografía, extremeña y nacional.
La sinceridad de la narración, combinada con un fino sentido del humor, despierta la confianza y empatía del lector, que vive el lance intensamente y en primera persona, consiguiendo que lo sienta como propio.